domingo, 17 de diciembre de 2017

3. El Reino de los cielos que ya llegó a la tierra - Mateo


(Mt 10, 7) “Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca”. [Lc 10, 9]



Este versículo de Mateo está en el contexto de un envío de los Doce. Lucas también se hará eco de este envío en Lc 9, 1ss, y posteriormente añadirá un envío ampliado, de setenta y dos discípulos, en Lc 10, 1ss. Los tres relatos contienen la orden dada a los discípulos (sean estos doce o más de setenta) de anunciar el Reino de Dios. Sin embargo, considero que hay una diferencia en los hincapiés que se ponen. Mientras Mt 10, 7 (envío de Doce) y Lc 10, 9 (envío de setenta y dos) hacen que Jesús exprese la frase completa: el Reino de Dios/Cielos está cerca; Lc 9, 2 (envío de Doce) menciona indirectamente que Jesús los envió a proclamar el Reino. Sin bien esta última cita asume que el Reino es cercano, porque se entiende de la situación alrededor y de la urgencia con que Jesús hace y predica, no lo dice explícitamente. Sí lo hacen las otras dos citas que decidimos poner en paralelo.


Precisamente en Mateo, es importante la continuidad que marca esta proclamación que harán los Doce con la proclamación inicial de Juan el Bautista y de Jesús. Los discípulos también anuncian la cercanía de un Reino que está, que es inminente. La Iglesia puede leer, en esta interpretación del autor, que aunque Jesús haya resucitado y ascendido, y el Reino no se haya instalado en una plenitud que implica paz y justicia por toda la tierra y la historia, se sigue anunciando su cercanía. Es una paradoja. Y para muchos no cristianos es una estupidez. ¿Cómo seguir diciendo que el Reino de Dios está cerca? Está bien que lo pensara Jesús, pero la Iglesia, después de varios siglos esperándolo, debería dejar de creerlo. El anuncio del profeta de Galilea ha fallado. Ese es un desafío teológico importante, siempre en un umbral que parece ser resuelto por momentos, y en otros se vuelve marcha atrás.


El sostenimiento de la idea de que el Reino de Dios está cerca, a pesar de distanciarnos dos mil años de la predicación inicial, es un sostenimiento que afecta el meollo de la evangelización. Predicamos un Reino, y decimos de él que está cerca, pero hace dos mil años que decimos lo mismo. Quizás, el problema es que pensamos la cercanía en una línea del tiempo, y entonces la cercanía debe recorrer distancias, a través del tiempo, para llegar. Pero Jesús, probablemente haya entendido la cercanía como un estar. El Reino de Dios ya está presente, y por eso está cerca. Tiene que venir un tiempo, un momento universal, en el que el Reino se potenciará y todo será iluminado por su realidad, pero mientras tanto, el Reino está, de otro modo. Mientras tanto, el Reino es misterioso, es pequeño, se manifiesta con personas, hechos y sucesos que hay que saber interpretar. El Reino cercano, el de ahora mismo, y el Reino escatológico, son el mismo, pero su presencia es distinta. El Reino escatológico no será una llegada externa de algo diferente, sino la mutación o transformación hacia otra forma de presencia del Reino que ya existe entre nosotros. Por eso la Iglesia, los discípulos y los Doce pueden decir lo mismo que Juan y que Jesús.


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