(Mc 12, 34) Jesús, al ver que el escriba había respondido tan acertadamente, le dijo: “Tú no estás lejos del Reino de Dios”. Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Los escribas son personajes conocidos de los Evangelios. En total, los tres
Evangelios Sinópticos los mencionan 42 veces, y la mitad de estas menciones
están en el Evangelio según Marcos. Una de ellas es la cita que analizamos
ahora. Este versículo particular está precedido por un diálogo entre el escriba
y Jesús sobre el resumen de la Ley (cf. Mc 12, 28-33). La búsqueda de un
principio unificador y resumido de lo que debe hacerse (la gran máxima moral)
es común a casi todas las corrientes religiosas y filosóficas. Quien encuentra
ese núcleo es un sabio. En el judaísmo, particularmente, este principio
unificador tiene mucho sentido porque a lo largo del tiempo se habían llegado a
contabilizar 613 prescripciones dentro de la Torá. Resultaba lógico, ante
tamaño número, intentar hallar lo central y primordial. Si bien era obligación
para los piadosos conocer los 613 mandamientos, no resultaba menos importante
la directriz general que diera sentido a los 613.
Así es que este escriba preguntó cuál es el mandamiento primordial, y