(Mt 10, 7) “Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca”. [Lc 10, 9]
Este versículo de Mateo está en el contexto de un envío de los Doce. Lucas
también se hará eco de este envío en Lc 9, 1ss, y posteriormente añadirá un
envío ampliado, de setenta y dos discípulos, en Lc 10, 1ss. Los tres relatos
contienen la orden dada a los discípulos (sean estos doce o más de setenta) de
anunciar el Reino de Dios. Sin embargo, considero que hay una diferencia en los
hincapiés que se ponen. Mientras Mt 10, 7 (envío de Doce) y Lc 10, 9 (envío de
setenta y dos) hacen que Jesús exprese la frase completa: el Reino de Dios/Cielos está cerca; Lc 9, 2 (envío de Doce)
menciona indirectamente que Jesús los envió a proclamar el Reino. Sin bien esta
última cita asume que el Reino es cercano, porque se entiende de la situación
alrededor y de la urgencia con que Jesús hace y predica, no lo dice
explícitamente. Sí lo hacen las otras dos citas que decidimos poner en
paralelo.
Precisamente en Mateo, es importante la continuidad que marca esta
proclamación que harán los Doce con la proclamación inicial de Juan el Bautista
y de Jesús. Los discípulos también anuncian la cercanía de un Reino que está,
que es inminente. La Iglesia puede leer, en esta interpretación del autor, que
aunque Jesús haya resucitado y ascendido, y el Reino no se haya instalado en
una plenitud que implica paz y justicia por toda la tierra y la historia, se
sigue anunciando su cercanía. Es una paradoja. Y para muchos no cristianos es
una estupidez. ¿Cómo seguir diciendo que el Reino de Dios está cerca? Está bien
que lo pensara Jesús, pero la Iglesia, después de varios siglos esperándolo,
debería dejar de creerlo. El anuncio del profeta de Galilea ha fallado. Ese es
un desafío teológico importante, siempre en un umbral que parece ser resuelto
por momentos, y en otros se vuelve marcha atrás.
El sostenimiento de la idea de que el Reino de Dios está cerca, a pesar de
distanciarnos dos mil años de la predicación inicial, es un sostenimiento que
afecta el meollo de la evangelización. Predicamos un Reino, y decimos de él que
está cerca, pero hace dos mil años que decimos lo mismo. Quizás, el problema es
que pensamos la cercanía en una línea del tiempo, y entonces la cercanía debe
recorrer distancias, a través del tiempo, para llegar. Pero Jesús, probablemente
haya entendido la cercanía como un estar. El Reino de Dios ya está presente, y
por eso está cerca. Tiene que venir un tiempo, un momento universal, en el que
el Reino se potenciará y todo será iluminado por su realidad, pero mientras
tanto, el Reino está, de otro modo. Mientras tanto, el Reino es misterioso, es
pequeño, se manifiesta con personas, hechos y sucesos que hay que saber
interpretar. El Reino cercano, el de ahora mismo, y el Reino escatológico, son
el mismo, pero su presencia es distinta. El Reino escatológico no será una
llegada externa de algo diferente, sino la mutación o transformación hacia otra
forma de presencia del Reino que ya existe entre nosotros. Por eso la Iglesia,
los discípulos y los Doce pueden decir lo mismo que Juan y que Jesús.
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