Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos. El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: “Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”. Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: “Se ha ido a alojar en casa de un pecador”. Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: “Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más”. Y Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.
Pistas de exégesis
Jericó es la gran ciudad de entrada a la provincia de Judea para los
peregrinos que vienen de Galilea. Por eso no pueden dejar de mencionarla Marcos
ni Mateo ni Lucas. Para Marcos, el episodio clave en esta ciudad es la curación
del mendigo ciego Bartimeo (cf. Mc 10, 46-52). Para Mateo, esta curación no es
de un ciego, sino de dos, que al unísono piden la piedad de Jesús (cf. Mt 20,
29-34), y no sucede dentro de Jericó, sino saliendo de la ciudad. Finalmente,
Lucas pone al ciego antes de Jericó (cf. Lc 18, 35-43), e incluye, como
material propio, dentro de la ciudad, la conversión de Zaqueo. Como símbolo del
comienzo del final del peregrinaje, Jericó resume algo que cada autor haya
considerado importante para el discipulado. En Marcos, claramente, Bartimeo es
el discípulo-modelo. Para seguir a Jesús hay que ser como ese mendigo ciego,
hay que aprender a ver y ponerse en camino a Jerusalén. En Mateo, el mensaje es
similar, sólo que se trata de un par de ciegos, y como par, representantes de
una humanidad que, al borde del camino, en el margen, sólo puede ser rescatada
por la cercanía de Jesús. En Lucas, el mensaje del final del peregrinaje se
complejiza. Al ciego se agrega Zaqueo, y juntos forman un díptico que no puede
analizarse por separado.